NUESTROS USOS Y COSTUMBRES

Tradiciones, inocuas y no tanto

Otro aporte a la Cultura Ciudadana

Tenemos tradiciones. Por tradición, después de cada ceremonia hacemos unos brindis en los que a veces usamos simbolismo “pagano”  y a veces invocaciones no tan simbólicas ni tan paganas que sólo expresan nuestros buenos deseos para el futuro de la Orden y la sociedad toda. Otra tradición, por cierto inocua, es el uso de un lenguaje arcaico y ceremonioso que la mayoría de las veces no sabemos utilizar. Y otra, cuyo fondo es más sensible y delicado, es que los litigios entre masones se resuelven entre nosotros mismos  sin tener que acudir a la justicia ordinaria.

Y está bien que tengamos tradiciones. Las tradiciones dan identidad y las tradiciones unen. Es para lo único que puede servir una tradición. El problema empieza a aparecer cuando las tradiciones se convierten en dogma. Entonces empezamos a creer que en la masonería se adora al sol, a la luna y a los cinco  primeros planetas para alcanzar la cifra mágica de siete. Y la tradición nos hace ver ridículos cuando, queriendo imitar el lenguaje de las cortes, decimos “habéis sido iniciado, desde hoy considérate nuestro hermano”. Y nos vuelve incoherentes cuando, predicando que la masonería nos convierte en “hombres mejores”, ocultamos en nuestros hermanos faltas que pueden atentar contra los intereses de la Orden o  de la sociedad profana.

tradición y ética

Además de tradiciones, toda sociedad tiene normas de ética. Y cuando decimos que queremos ser “hombres mejores”, tenemos que preguntar: “¿mejores que quién?” Algunos dirán “mejores que nosotros mismos” para referirse al esfuerzo que en silencio hace cada masón para pulir su propia piedra. Pero ese esfuerzo, que se hace en soledad, es íntimo y no le aporta mayor cosa a la sociedad. Y es que el término “hombres mejores” tiene que ser más positivo, más externo, más útil a los demás. Para explicarlo me referiré brevemente al concepto de “ética de mínimos” y “ética de máximos”.

De un lado, una “ética de mínimos”  se refiere a las condiciones mínimas que debe reunir un individuo, en cuanto a derechos y deberes se refiere, para pertenecer a una sociedad. Y para dejar claras esas condiciones mínimas existen códigos que en Colombia, como en toda nación culta, ya han sido escritos. A esos códigos los llamamos “la constitución y las leyes”. Del otro lado existe una ética especial que acepta seguir un grupo, también  especial (como los masones),  para alcanzar (en grupo) un fin determinado; a esa ética, que no nos exime de las obligaciones de la primera, la podemos llamar “ética de máximos”. Y, en aras de la ética de máximos, siguiendo una tradición aceptamos los masones resolver nuestras querellas entre nosotros mismos sin recurrir a la “justicia ordinaria” reguladora de la ética de mínimos.

Problemático es cuando esta tradición se vuelve dogma. ¿Qué pasaría si, atendiendo a la tradición, resolviéramos entre nosotros los asuntos que afectan a otros hermanos, a la orden misma o a la sociedad toda? Sabido es que ninguno de nosotros, por alto que sea el cargo que ocupe, podrá nunca ser perfecto. Y nuestras relaciones, como las de todo el mundo,  ocurren en tres ámbitos diferentes: el personal (cercano a la intimidad), el general (regulado por la ética de mínimos) y el especial (ética de máximos). Si el fin de nuestra ética de máximos es hacernos “hombres mejores”, nuestra ética masónica no podrá eludir nunca  la ética general dictada por la constitución y las leyes. De hacerlo, nuestro ideal de convertirnos en “hombres mejores” quedaría por debajo de la ética de mínimos y los masones honestos se sentirían engañados e impulsados a abandonar la Orden.

Sigamos pues brindando por las estrellas y evitemos el ridículo aprendiendo a utilizar correctamente el lenguaje de los reyes de la madre España. Esas costumbres, a nadie dañan. Pero hagamos un esfuerzo por desentrañar los inconvenientes éticos  que pueden tener algunas otras de nuestras sacrosantas costumbres. Sólo de ello depende que la masonería pueda algún día alcanzar sus ideales.

 

Luis Alfonso Mejía Echeverri

M:.M:.

Dec:. Ben:. y Resp:. Log Nieves del Ruiz Nº 14

Vall:. de Manizales.

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